El mundo de las termitas

Las termitas se encuentran en las áreas tropicales y de altas temperaturas del mundo, entre los paralelos 52° N y 45° S. Todos se reúnen en el orden isóptera (del griego, isos = igual, ptera = alas), con más de 2.000 especies descritas.

Excluyendo los fósiles, se encuentran representados en América por 99 géneros en 5 familias, con 546 especies (Tabla 2.1.). Se registran cerca de 250 especies en Brasil, un número seguramente subestimado, ya que hay muchas especies nuevas para describir y otras, ya descritas, probablemente serán identificadas en nuestro medio.

Artículo por Luiz Roberto Fontes y Renato Lion

El comején es mundialmente conocido como termita (del latín. vennel.)  El nombre comején es arahuaco antillano comixesn, y por lo tanto, genuinamente nuestro.

Las termitas son un insecto social y por lo tanto presenta una completa interdependencia entre los individuos y la sobreposición de generaciones. Las comunidades poseen individuos con diferentes morfologías (Castas), adaptadas al trabajo que desempeñan, y viven en nidos, que preservan las condiciones microclimáticas adecuadas para la vida saludable y segura de todos los individuos. El conjunto, comunidad y nido que constituye la colonia.

Tabla 2.1. Cantidad de géneros y especies (incluye subespecies) en las familias actuales del Orden Isóptero (Arauja, 1977 y Fontes, 1983. actualizados).

ORDEN ISÓPTERO

Familia

Genero

Especie

KALOTERMINAE

15

123

RHINOTERMIDAE

8

35

SERRITERMIDAE

1

1

TERMIRIDAE

73

382

TERMOPSIDAE

2

5

total

99

546

Castas de termitas

Existen básicamente tres CASTAS de individuos: ALADOS, SOLDADOS y OBREROS. Las dos últimas se han designado como castas neutras, por ser estériles.

Las TERMITAS ALADAS (Figura 2.1.) están destinados a la reproducción. Poseen dos pares de delicadas alas membranosas, útiles únicamente para el vuelo de dispersión (del fenómeno denominado REVUELO o DESABEJADO) y son eliminadas después del aterrizaje del insecto. Por tanto, cerca de la base del ala hay una línea transversal de fractura, a lo largo de la cual se procesa su desplazamiento; en el animal solamente permanecen las bases (en forma de minúsculas estructuras denominadas escamas alares) durante toda su vida.

Las termitas aladas aparecen de acuerdo con las estaciones, en las colonias maduras y cuya salubridad no se encuentra comprometida. Después de un corto vuelo, aterrizan, eliminan las alas, se juntan en pares (macho y hembra) y buscan el lugar adecuado para la fundación de la nueva colonia.

Dentro de la colonia hay una pareja de reproductores (pareja real). La hembra es la reina de la colonia aumenta su capacidad de ovoposición con el paso de los meses. El abdomen de la reina se hipertrofia lentamente a medida que crece su capacidad reproductora, y puede alcanzar varios centímetros. El macho es el rey, y permanece junto a la hembra llevando a cabo la función de fecundación periódicamente. El abdomen del macho sufre apenas una discreta hipertrofia. El fenómeno de crecimiento del abdomen del adulto, que no vuelve a sufrir cambios se denomina fisogastria (Figuras 2.1.,1.3.).

Fig. 2.1. Alado y reina fisogástrica del comején de montículo, Cornitermes cumulans.

Dependiendo de la especie de termita, la pareja real puede transitar libremente por las galenas del nido, o permanecer confinada en una cámara real, de la cual jamás saldrá. Así como las reinas muy fisogástricas, en las especies que no la encierran en cámara real, se desvían con notable agilidad por los pasajes del nido, impulsadas por la perístasis del voluminoso abdomen.

Obreras

Los OBREROS (Figura 2.2.) forman la casta más numerosa de la colonia. Son partícipes de todas las funciones rutinarias de la comunidad: obtención de alimento; construcción, reparación, expansión y limpieza del nido, y túneles a él asociados; eliminación de individuos heridos o muertos; cuidados a la prole, soldados y reproductores, incluyendo suministro de alimento a esos individuos.

Fig. 2.2. Obreras de la termita  de  montículo. Cornitermis cumulans.

Las OBRERAS representan un vínculo importante en el complejo fenómeno de la regulación social de la comunidad, por medio del proceso de trofalaxis: cuando es necesario, ellos regurgitan el alimento (alimento estomodeal), ofrecen secreción salivar, o proveen una gota de fluido fecaloide (alimento proctodeal). Esas substancias, además del valor nutritivo que contienen, transportan feromonas reguladoras del desarrollo social de la colonia. E incluso en los protozoarios, las termitas necesitan de ellos para la digestión de la celulosa.

Otra importante función de las obreras es la limpieza de la colonia mediante la eliminación de compañeros adolecidos, muertos o que presenten un comportamiento anómalo. Para eso, los obreros pueden tanto devorarlos, como medida de economía de nitrógeno (componente de proteínas), como sepultarlos (o a sus partes más voluminosas) en las paredes o en algunas cámaras del nido. Esos mismos procedimientos también se llevan a cabo contra los invasores de la colonia. Sean termitas de otras especies u otros organismos, como larvas, gusanos y artrópodos en general.

Las termitas obreras también pueden ser capaces de ejercer una notable función defensiva mordiendo o defecando en los agresores; impregnándolos con sustancias tóxicas o pegajosas después de haberlos mordido y cuando tienen el tejido corporal roto. Hay especies cuyas obreras presentan el fenómeno de la distensión abdominal: rompen uno o ambos flancos del abdomen al ser agredidos, impregnando al atacante con el contenido viscoso de las glándulas salivares· hipertróficas (como en el género neotropical Ruptitennes) o intestinales.

La casta de obreras es la responsable de los daños generados por las termitas en la economía humana

Fig. 2.3. Soldado del comején de montículo, Cornitermes cumulans.

Fig. 2.4. Soldado nacido de Diversitermes diversimíles (soldado grande).

Los Soldados

Los SOLDADOS (Figuras 2.3.,4.) son los responsables de la vigilancia del  nido así como de la protección a los  obreros durante la recolección de alimentos. La armadura defensiva del soldado es de naturaleza física o química. El arma física está compuesta por mandíbulas poderosas, que dependiendo de la especie de termita pueden desgarrar, cortar o golpear con notable fuerza, incluso de la misma cabeza que puede ser muy dura y voluminosa, que sirve también para cerrar, como una coraza, los pasajes más estrechos del nido (figura 2.11.). Este último fenómeno es conocido como fragmosis1. Como arma química, hay secreciones, principalmente las producidas por la glándula frontal (de la cabeza). Con principios activos de naturaleza tóxica, o viscosa y muy pegajosa. La diversidad de formas de defensa es grande; muchas termitas se desarrollaron simultáneamente con los modos de defensa (Figuras 2.3.,12.).

La gran variabilidad morfológica demostrada por los soldados hace de ésta una casta valiosa para la taxonomía del orden. Por tanto, la casta no es omnipresente en los isópteros; Los soldados están ausentes en muchos géneros (en todos los Apicotennitinae neotropicales) y pueden ser raros en algunas especies.

Las Ninfas

Además de esas castas, la colonia se completa con un número comparativamente grande de HUEVOS e individuos INMADUROS. Estos son inmaculadamente blancos, débiles y totalmente dependientes de los OBREROS, que cuidan de su limpieza y alimentación. Distinguimos dos categorías de inmaduros: las NINFAS (formas braquípteras, de linaje ontogenético de la casta del alado) y las LARVAS (especímenes ápteros, del linaje de las OBRERAS y del soldado). Un tipo especial de inmaduro, que obligatoriamente antecede al soldado, es el SOLDADO BLANCO o PRESOLDADO, que, al sufrir una única muda se convierte en soldado. Se pueden presentar algunas formas más raras, como los REPRODUCTORES SECUNDARIOS, que toman el lugar de la pareja en la procreación, las INTERCASTAS, cuya presencia es indicadora de un transtorno en la ontogenia de los individuos, y los simbiontes de la comunidad (minúsculos escarabajos, miriápodos y moscas).

Metamorfosis

El desarrollo ontogenético de la termita es de tipo paurometábolo (crecimiento gradual del cuerpo y de los órganos mediante los cambios – ecdisis -, con exteriorización gradual de restos alares, sin fase preimaginal de pupa, y con maduración sexual y desarrollo alar completo en el cambio imaginal).

l . En realidad, observamos que la fragmosis puede expresarse apenas por el comportamiento de obstruir pasajes estrechos con la propia cabeza (como ocurre con los Rugitermes), sin ninguna adaptación morfológica especial.

2. Puede ser común en algunas especies como Embiralermes neolenicus que los reproductores secundarios también parecen surgir en condiciones de estrés con pérdida de uno o ambos reproductores primarios, como en la colonia de Coptotermes havilandi bajo la presión de repetidas intervenciones de control químico (Lelis, 1995), y en fragmento de colonia de Neocapritermes opacus, privado del par real y mantenido en cautiverio durante 18,5 meses, que desarrolló varios reproductores secundarios (Fontes, inédito).

Los individuos son diploides, y los dos sexos cromosómicos están presentes en todas las castas. Hay especies en las que solamente uno u otro sexo compone una determinada casta neutra (obreros o soldados).

Nidos

El nido es la estructura que alberga a la comunidad. El nido provee seguridad contra enemigos (predadores, parásitos) y contra las intemperies.

El material de fabricación del nido y los túneles asociados también son variables. Las heces son muy utilizadas en la construcción para revestir las excavaciones realizadas por las termitas en el substrato (suelo, madera) y para erigir divisiones en las cámaras escavadas. Las partículas del suelo también se utilizan, y pueden ser cimentadas con saliva o con heces pastosas. Los nidos cuyo aspecto se parece al papel, pueden construirse con materia vegetal rica en lignina, y se denominan ACARTONADOS. Los nidos TERROSOS son construidos con tierra. Existen nidos mixtos, fabricados con una mezcla homogénea de materia vegetal y tierra, o con partes formadas con tierra y otras con materia vegetal.

La estructura y el lugar de construcción del nido varía enormemente entre las especies de termita, y pueden variar un poco entre colonias de la misma especie. Podemos, por motivos didácticos, reconocer algunos patrones.

NIDO EN MADERA. Las termitas de madera (familia Kalotermitidae) escavan túneles y cámaras en la propia madera (troncos, ramas de las cuales se alimentan). Las divisiones se pueden levantar con heces, para aislar algunas cámaras.

NIDO DIFUSO. Muchas termitas construyen cámaras y túneles difusos por el suelo, bajo piedras y troncos, o en las paredes de otros termiteros. Aquí y allá se encuentran huevos y termitas inmaduras, así como las demás castas.

NIDO SUBTERRÁNEO (Figura 2.5.). Es el nido que se encuentra totalmente inmerso en el sustrato (suelo), a profundidades variables. Nada se ve en la superficie y difícilmente son ubicados.

NIDO EPIGEO (Figura 2.6.). Son los nidos construidos en la superficie, prominentes en el paisaje. La base puede adentrarse en el substrato. A veces alcanzan una altura de más de 3 metros.

NIDO ARBORÍCOLA (Figura 2.7.). Los nidos erigidos sobre soportes (troncos, postes, estacas, paredes) se denominan arborícolas.

NIDO POLICÁLICO o COMPUESTO (Figura 2.15.). Son los nidos compuestos por dos o más subunidades, interligadas por túneles. Los nidos de las categorías anteriores pueden, también, ser policálicos.

Existen nidos que no encajan exactamente en estas categorías. Es el caso de algunos Synthermes, cuyos nidos tienen una parte subterránea mucho más voluminosa que la parte epigea. También, en lugares periódicamente inundados, el nido típicamente epigeo de Anoplotermes pacificus puede ser instalado en la cima de helechos, como si se tratara de la fase arborícola (Fontes, 1992).

Fig. 2.5. Nido subterráneo de Coptotermes havilandia una profundidad de 40 cm y envolviendo tres cables de alta tensión. Área urbana (barrio lpíranga) de Sao Paulo, SP.

Fig. 2.6.

Nido epigeo de Cornitermes cumulans. Laguna Colorada. MG.

Fig. 2.7. Nido arborícola de Constrictotermes cyphergaster. Hacienda Agua Limpia, Brasilia, DF.

También existen termitas cuyo nido se puede clasificar en dos categorías, de acuerdo con la edad de la colonia. Por ejemplo, en Cornitermes el nido joven es típicamente subterráneo; a medida que la colonia crece, el nido despunta en la superficie del suelo y la parte epigea gradualmente dilatada, hasta asumir el aspecto de montículo tan característico del Cornitermes.

Otras especies habitan el nido compuesto, cuyas subunidades pueden ser clasificadas en dos categorías. Esto es lo que ocurre en Constrictotermes cyphergaster, cuya colonia joven habita el nido subterráneo. Y en determinada fase del desarrollo construye un nido arborícola al cual se muda la pareja real; los demás nidos mantienen contacto mediante un amplio túnel que liga la parte arborícola con la base del tronco que lo sustenta, y se pierde hacia un solo rumbo en la parte subterránea y el subsuelo.

Otro caso es ilustrado por la plaga urbana Coptotermes havilandi cuyo nido además de ser policálico comúnmente es subterráneo. Las Colonias de esa especie, en las edificaciones más altas, pueden instalarse en los espacios estructurales amplios de pisos altos sin entrar en contacto con el suelo. El nido en tal ubicación se denomina NIDO AÉREO (Figura 2.16.), y esa peculiaridad no debe generar polémica respecto a la clasificación de la especie entre los «comejenes subterráneos» (ver más adelante). Adicionalmente, el nido de C. hauilandi, sea subterráneo o sea aéreo, es policálico.

Finalmente, existen termitas que comúnmente invaden nidos construidos por otras especies de termita, ya sean arborícolas, o epigeos (posiblemente lo mismo ocurre con los subterráneos), dominando un sector (o todo el nido) y pasando a habitarlo. Todavía existen especies que están especializadas en esas invasiones, que jamás construyen nidos propios. Las especies de lnquilinitermes son ejemplo de esta última categoríainvasoras del nido más orgánico de nidos arborícolas de Constrictotermes, y Serritermes serriferque invade el espesor de las gruesas paredes terrosas de nidos epigeos de Comitermes.

Alimento

Como son vegetarianos, los hábitos alimenticios de las termitas son diversos: madera viva, madera muerta en varios estados de descomposición (dura a blanda), herbáceas y gramíneas vivas, desechos vegetales en varios grados de descomposición (follaje), humus y suelo con varios compuestos de materia orgánica, además de heces (principalmente de herbívoros) y eventualmente partes vegetales vivas, leñosas o no (raíces, tubérculos, estacas, frutos, inflorescencias). De esta manera las termitas se clasifican en herbívoras y descomponedoras.

La mayoría de las especies se especializan en el consumo de un tipo preferencial de alimento, sin embargo algunas aceptan una dieta más variada.

En América no hay presencia de termitas cultivadoras de hongos (subfamilia Macrotermitinae, de la familia Termitidae) que si se encuentran presentes en África y Oriente.

Las termitas en el ambiente natural

La relevancia de las termitas en los ecosistemas, en comparación con otros organismos, está relacionada con su abundancia y a su acción en la transformación de minerales y componentes orgánicos (Lee & Wood, 1971: 68).

La densidad de termiteros epigeos puede alcanzar 1.000/hectárea, y la de los individuos en el suelo l.000-10.000/m2, con una biomasa de 5-50 g/m2 (Lee & Wood, 1971: 68, 91). Estas cifras superan los valores obtenidos en otros animales descomponedores del suelo y destacan la importancia ecológica de las termitas.

En las regiones tropicales y subtropicales, la densidad de los nidos epigeos puede representar un aspecto determinante en el paisaje, como los campos repletos de termiteros de Brasil central, y los pastizales igualmente infestados de la región sudeste. Al igual que en los hábitats con escasez de nidos visibles, es frecuente que al arrancar una planta sorprenda la cantidad y variedad de termitas que invaden las raíces y el suelo. Esto puede comprobarse en cualquier pastizal o campo del sudeste al nordeste y centroeste del país.

Las termitas son probablemente los más importantes agentes de degradación de la madera. Voluminosos troncos y raíces, que probablemente permanecerían preservados por décadas, son más prontamente incorporados en la dinámica del ciclo orgánico ambiental.

Las termitas ejercen una poderosa acción benéfica en el suelo, canalizándolo en una proporción mayor que las lombrices. Los túneles termiticos contribuyen a la ventilación y drenaje. El movimiento de partículas entre los horizontes, cargadas por las termitas, promueven la descompactación y conservación de la porosidad, además de distribuir la materia orgánica. De esta manera, las termitas son importantes agentes de mantenimiento y de la vitalidad del suelo del ambiente natural, así como de beneficio y regeneración de los suelos degradados y compactados de los pastizales y cultivos.

La acción termitica puede ser la responsable de la alteración de grandes perfiles geográficos (Harris, 1971: 72-74). Las «sabanas de termitas» africanas componen verdaderas líneas de vegetación leñosa, asentadas sobre grandes nidos epigeos de Macrotermes, en medio la inmensa sabana azotada por inundaciones, incendios, y con deficiencia mineral en el suelo. Esos nidos, que también proliferan bastante en la vegetación degradada por la acción humana, cuyo suelo ha sido erosionado por las actividades agropastorales, conducen a la formación de islas de vegetación más exuberante, gradual y sucesivamente más arbóreas y mayores, incluso en las regiones más húmedas, eventualmente coalescen continuamente, regenerando el ambiente original.

El papel termítico es muy prominente en el génesis de lateritas y bauxitas túbuloalveolares provenientes de la amplia canalización del suelo y subsuelo realizado por las termitas de las eras glaciales (hace 9.000-18.000 años), y mineralizados en el transcurso de los milenios, preservando el resultado de la ardua labor de la fauna extinta (Machado, 1983 a, b). El mismo origen se ilustra en el profundo perfil del subsuelo(18 metros hasta la base rocosa)  en la región de la Planta Hidroeléctrica de Tucura, en el estado de Pará, el cual requirió de mucho esfuerzo de ingeniería para corregir la elevadísima permeabilidad del subsuelo profusamente canalizado por termitas, hoy extintas en la tórrida región, pero seguramente abundantes en el pasado glacial, cuando la Amazonía estaba recubierta de vegetación árida, del  tipo de las catingas (vegetación agreste característica del nordeste de Brasil) y bosques (Fontes, 1984). De la misma manera surgió la formación denominada «cables de jacares», del subsuelo del  Piauí (Taltasse, 1957).

Los nidos de las termitas, individualmente, componen un microambiente particular, habitado por un incontable número de inquilinos. Estos se denominan termitariófilos, que buscan refugio, presas o un lugar para anidar en los pliegues, cavidades y entorno de los nidos. Principalmente los nidos invadidos, o que circunscriben grandes cavidades y canales, albergan una variada fauna asociada, que incluye desde gusanos (larvas terrestres, lesmas) y artrópodos (hormigas, abejas, avispas, miriápodos, arañas, opiliones, escorpiones, hemípteros, coleópteros etc.) hasta vertebrados (sapos, cobras, lagartos, roedores). Los nidos erosionados y huecos también son muy frecuentados por la fauna inquilina. Los termiteros, por lo tanto, son más que simples refugios de termitas.

Los nidos son eventualmente apreciados como alimento por algunos organismos. Es relativamente común encontrar larvas de algunos lepidópteros y coleópteros devorando los nidos muy orgánicos, construidos por algunas termitas, como Anplotermes, y las raíces que en ellos penetran. Existen coleópteros escarabeídeos que consumen nidos acartonados arborícolas de Microcerotermes y en las utitermes, o el componente orgánico de nidos epigeos de Cornitermes. Esos escarabeidos parecen estar, de alguna manera, adaptados a la invasión de los nidos, en los cuales depositan sus huevos y se desarrollan los inmaduros, sin que las termitas logren eliminarlos (Vanin et al., 1983). Al igual que los nidos subterráneos, como los de Procornitermes lespesii, acostumbran presentar escoriaciones en la superficie externa, a veces profundas, originadas por el ataque de algún animal del suelo.

Las termitas representan un manjar muy apreciado por los depredadores. Las hormigas son los principales y más eficientes depredadores de termitas (Wheeler, 1936; Mill, 1982). Muchas hormigas están especializadas en la obtención de este tipo de alimento, promoviendo formidables invasiones de termiteros y cercos a las columnas foráneas de termitas. Algunas larvas depredadoras de coleópteros, principalmente de la familia Elateridae, también invaden termiteros y pasan allí gran parte de su existencia. Otros depredadores especializados, que derivan una sustancial parte de su dieta de las termitas, son los osos hormigueros y armadillos, capaces de excavar incluso los nidos más duros. Existe un sinnúmero de depredadores oportunistas, como las arañas, escorpiones, planarias terrestres, coleópteros y hemípteros predadores, además de aves, anfibios y lagartos, entre otros, que disfrutan particularmente la oportunidad del enjambre de los alados.

Todas las acciones mencionadas, que se remontan al pasado biológico de la Tierra, son de innegable importancia para la conservación del equilibrio del mundo, tal cual como lo conocemos hoy. Ciertamente, todas continúan sucediendo. Debemos considerar que la acción de las termitas es benéfica para el ambiente natural, imprescindible para la homeostasis ambiental y vitalidad del planeta.

Las termitas en el ambiente de interferencia humana

La actividad de las termitas puede ser lesiva para el interés humano, debido a la destrucción o perjuicio para la reforestación, pastizales, plantaciones, maderas industrializadas y edificios que puede agravar los problemas o costos de su producción comprometiendo la preservación del patrimonio cultural de la humanidad y dejando como legado a las generaciones venideras solamente un conjunto de recuerdos.

Sin embargo, por más perniciosa que pueda ser la acción termitica en la actividad humana, es fundamental evitar un error conceptual grande y aceptar que el comején es útil, aunque algunas especies de comején son plagas. Toda acción humana sufre la intervención benéfica de las termitas de la fauna autóctona; no hay reforestación, pastoreo, plantación, suelo urbano que no se beneficie de su imprescindible ingerencia reparadora. Las termitas no deben, por lo tanto, ser extinguidas, sino solamente controladas en caso de que interfiera negativamente en los proyectos humanos; así, estarán aptos para distinguir su labor vivificante. Además de eso, las acciones de control deben, idealmente, dirigirse a la especie, o especies perniciosas y afectar al mínimo a las demás.

Se debe enfatizar en un último aspecto; en lo que concierne a la fauna termitica de las áreas urbanas. Aquí es común que se presente el fenómeno de la introducción de especies externas, importadas de otros lugares del mundo, y que se radican en el área urbana. Debido a su voracidad, acarrean problemas importantísimos en las maderas industrializadas, papeles, edificaciones, arborización, entre otros materiales y estructuras. Estos insectos no solo generan daños de orden material, sino también sociales y culturales. En esos casos, como se trata de especies ajenas a la fauna local que componen el panorama de las plagas de amplia distribución mundial, sería mejor si pudiesen ser erradicadas. Desafortunadamente, eso es prácticamente imposible.

TERMITAS EN ÁREAS URBANAS

En las áreas urbanas, al igual que ocurre en los ambientes naturales, también encontramos termitas sin ninguna importancia como plaga. La mayoría de las especies hacen parte de esta categoría y su presencia en vez de ser nociva es benéfica para el ambiente urbano. Por lo tanto, algunas son reconocidas por ser plagas importantes de la madera estructural y del mobiliario. Por ejemplo, en la ciudad de Sao Paulo, encontramos más de 18 especies de termitas (Fontes, 1995). De las cuales solo 2 son plagas y no son especies de la fauna autóctona, sino foráneas; las otras especies, presentes en jardines, parques y reservas forestales, componen elementos importantes la homeostasis ambiental, y apenas muy raramente causan daños a las edificaciones y jardines.

A continuación trataremos dos categorías de termitas que son plagas en las áreas urbanas. Se conoce como «comején de madera seca» y «comején subterráneo» en todo el mundo, esas denominaciones, utilizadas tanto por la población general como por los controladores de plaga e investigadores científicos, sirven para clasificar a las termitas de acuerdo con los parámetros mayores de su biología general. En la Tabla 2.2., se comparan los distintos tipos de comején. Cabe resaltar, como estándares de la interferencia termitica en el patrimonio humano, que la termita de madera seca interactúa con el alimento, mientras que la termita subterránea interactúa ampliamente con el ambiente, además de hacerlo con el alimento. La observación de estos hechos es fundamental para el control, pues define el tipo de abordaje: si se restringe a las partes atacadas o susceptibles de ataque si comprende un vasto conjunto de medidas de cobertura ambiental.

En nuestro país, el conocimiento de las termitas como plagas urbanas aún es muy deficiente. Hacen falta muestras que revelen infestaciones de especies hasta entonces insospechadas, y faltan principalmente estudios sobre la biología de la infestación urbana.

Termitas de madera seca

Las termitas de madera seca comprenden muchas especies de la familia Kalotermitidae. Las colonias se ubican enteramente dentro de la madera que consumen como alimento, sin necesidad de entrar en contacto con el suelo o con la fuente externa de las unidades. No construyen nido exterior a la superficie de la

Tabla 2.2. Comparación entre termitas de madera seca y subterráneas.

Termitas de madera seca

Termita subterránea

Colonia

Pequeña. inmersa en el alimento

Grande

Densidad de las colonias

colonias/área

Colonias/área

Exploración

madera y derivados

Todo el ambiente terrestre

Dominio ambiental por colonia

Restringido

Amplio

Nido

La parte infestada, ni construyen túneles para el tránsito de individuos. Las colonias son capaces de sobrevivir bien por encima del nivel del suelo, en maderas secas, y poco o no degradadas, de las cuales retiran toda la humedad necesaria para su sobrevivencia. Conservan la humedad mediante la producción de bolas fecales secas y redondeadas.

Otros Kalotennitidae también habitan exclusivamente en la madera con grados variados de humedad y descomposición, y por tanto,  no son clasificadas como termitas de madera seca.

En las áreas urbanas, el Cryptotermes es el género de mayor interés económico. En nuestro país, también hay reportes de ataques esporádicos por parte de una especie de Tauritermes (Araujo & Fontes, 1979) en Santa Catarina. Algunas especies de Rugitermes son comunes en el follaje seco de la arborización ornamental, sin causar, sin embargo, ningún prejuicio a la salud del árbol.

Cryptotermes

El género fue estudiado por Bacchus (1987), quien reconoció 47 especies de las cuales hay 13 especies en América. En Brasil, se identificaron 3 especies, todas introducidas.

En ese género se encuentran algunas de las termitas más perjudiciales para la madera en buen estado. Algunas especies son plagas de amplia distribución geográfica, por haber sido transportadas e introducidas en varias ubicaciones del mundo. Las especies antropófilas sobreviven también en climas fríos, protegidas del calentamiento de las habitaciones.

Las colonias de Cryptotermes presentan una disposición y aspectos similares a todas las especies, de donde se les otorgan las generalidades obtenidas de la literatura y de nuestras observaciones.

Las colonias de Cryptotermes, al igual que las mayores, con apenas algunas centenas a unos pocos millares de individuos. Sin embargo, maderas mayores y voluminosas pueden albergar diversas colonias de termitas, a veces decenas o centenas. El deterioro acumulativo, por lo tanto, termina siendo muy grande. La capacidad que tienen las colonias completas de habitar en pequeñas piezas de mobiliario, fácilmente transportables y sin signos externos evidentes denunciadores de la infestación, lo que hace que la termita de madera seca sea de fácil propagación para las nuevas estructuras y favorece el transporte e introducción de la plaga en regiones geográficas hasta entonces libres de infestación.

Al interior de la madera, el comején escaba numerosas cámaras largas, interconectadas por pasajes estrechos (como el diámetro aproximado de la termita, 1-2 mm). Las cámaras son gradualmente alargadas y, a medida que las paredes y habitaciones que las separan son corroídas, se forman grandes cavidades. En infestaciones prolongadas, cuando la mayor parte de la madera ya ha sido consumida, quedará apenas una fina superficie exterior intacta, quebradiza, y unas pocas divisiones internas, separando cámaras espaciosas. La pieza infestada queda casi totalmente hueca.

Las paredes internas de las cavidades termiticas son limpias y lisas. Algunas cámaras y pasajes presentan una acumulación de gránulos fecales secos. Aquí y allá, los pasajes pueden ser sellados con una pared de bolas, adheridas entre sí por secreción castaña clara, aislando el sector de las cavidades habitadas.

La superficie de la madera infestada es mantenida casi intacta. Espaciados, con discretos orificios circulares, con diámetro de 1-2 mm y siempre perfectamente ocluidos por una membrana de material lechoso que puede tener el mismo color de la madera exterior (Figura 2.8.). Periódicamente, esos orificios están abiertos, para la expulsión de una miríada de bolitas fecales secas, o para la salida de siriris en revuelo. Esos procesos son intermitentes, y, luego son concluidos, la termita nuevamente cierra el orificio con material fecal líquido, que luego se endurece y forma un tampón sólido.

Las bolas fecales se amontonan en el exterior de la pieza infestada, debajo de los orificios de expulsión. Se asemejan a los gránulos de trigo, y son muy duras, secas y redondas (Figuras 2.9.,10.). Eventualmente, la termita utiliza las bolas para ocluir pasajes del  nido, que por cualquier motivo dejaran de ser utilizadas.

Fig. 2.8. infestación por Cryptotermes brevisOrificios en la superficie de la madera por oclusión por membrana leñosa de naturaleza fecal.

Fig. 2.9. Acumulación de bolas fecales de Cryptotermes brevis, en orificios de expulsión (ocluidos por membrana leñosa) la superficie de la madera infestada

Fig. 2.10. Gránulos fecales de Cryptotermes brevisen un grande aumento en cada bola fecal se notan seis depresiones profundas impuestas por los seis ondas musculares de la ampolla rectal durante la evacuación de las bolas deshidratadas.

La hora del revuelo de los organismos sexuados varía con las especies. Generalmente, suceden durante el periodo nocturno. Las parejas, conformadas después del aterrizaje, sueltan sus alas y se instalan directamente en la madera. Para abrigarse, las parejas buscan preferiblemente orificios más justos, como rendijas en los acoples, ralladuras y agujeros de clavos o de brocas. Una vez instaladas, las termitas hacia atrás palpan los bordes de la abertura con la extremidad abdominal y depositan gotas de un fluido espeso, que luego se solidifica. Los demás compañeros, macho y hembra, se sustituyen en ese trabajo, hasta que sellen totalmente la abertura con una fina película, lo que lleva de 30 a 60 minutos. El trabajo continúa durante 1 o 2 días, hasta que la capa sellante alcance un espesor que garantice la integridad de la pareja. Los especímenes que no logren obtener un lugar seguro para instalarse, en pocos días estarán deshidratados y morirán.

Las nuevas colonias crecen lentamente, de modo que las primeras señales de estragos solo serán visibles en el futuro, después de 2 o más años. en C. breui, McMahan (1962) constató que las colonias de un año de edad contenían, además de los reproductores primarios, en promedio 1-2 huevos, 3-4 ninfas y ningún soldado. Después de un año, las colonias que desarrollaron reproductores suplementarios tuvieron descendencia un poco mayor que las colonias que poseían apenas el par reproductor primario.

En las colonias maduras, la reina es apenas un poco mayor que el rey. Se cree que los soldados se encuentran presentes en un número reducido y son reconocidos por la acción de tipo fragmótico (cilindróide y truncada en la frente) y de color castaño rojizo, oscura a casi negra, en contraste con el colorido blanquecino en el resto del cuerpo (Figura 2.11.).

Los habitantes de residencias muy infestadas por comején de madera seca reportan que en el silencio de la noche es posible «oír a la termita royendo la madera». Esta situación no es una leyenda, es un hecho real, que pudimos constatar al acercar un oído a una puerta muy infestada, por ejemplo.

Fig. 2.11. Cabeza del  soldado de Cryptotermes brevis; respectivamente, vistas dorsal y anterolateral izquierda

Cryptotermes brevis (Walker , 1853)

La termita de madera seca con distribución geográfica más amplia, presente en todas las áreas tropicales y subtropicales del  mundo, inclusive en aquellas con invierno más rigoroso, como el SE de EUA y de España. No hay certeza respecto a su origen primitiva, pues la especie está en franco proceso de expansión de su distribución geográfica, probablemente desde siglos pasados. Esta especie fue originalmente descrita en Jamaica.

Es la especie más común entre nosotros. Se encuentran del sur al nordeste del  país, del Río Grande de  Sur (Porto Alegre) a Paraíba (Joao Pessoa), pasando por los estados de Santa Catarina, Paraná, Sao Paulo, Minas Gerais, Goiás, Distrito Federal, Río de Janeiro, Espíritu Santo y Babia; seguramente se encuentra en muchos otros puntos, por ser de fácil dispersión, transportada en el mobiliario y contenedores.

Cryptotermes brevis es estrictamente antropófila y nunca ha sido encontrada en ambientes naturales, alejada del hábitat del hombre y de su industria. Esas termitas están adaptadas a la convivencia humana, a punto de infestar apenas la maderas protegidas en las edificaciones; no ataca árboles y tampoco maderas abandonadas en el exterior de las construcciones humanas.

Se reviste de particular importancia, por su predilección por las construcciones históricas y museos, donde acostumbra atacar, además de la madera estructural (tejados, forros, vigas, maderas incrustadas en las  paredes, paredes de madera, pisos, estructuras leñosas en la tapa de pilón), los accesorios de madera (Ventanas, puertas, batientes, revestimientos y sogas en general), todo el mobiliario (armarios, escritorios, mesas, sillas, bancos, bancos, estantes, divisiones), piezas de acervo (imágenes, artesanías y productos en madera, molduras de cuadros etc.) y bibliotecas (libros, pilas de papel, cartón, armarios y estantes de madera).

Seguramente, dentro de las especies xilófagas, es una de las más importantes para nosotros, debido a la gravedad de los daños que provoca, su larga distribución geográfica, y la facilidad con que es transportada a nuevos lugares.

Cryptotermes dudleyi (Banks, 1918)

Especie de larga distribución geográfica mundial, aparentemente originaria del  oriente pero descrita originalmente en Panamá. En la Región Neotropical está presente en América Central y en el norte de América del Sur, y aparentemente la mayoría de los asentamientos se refieren a la introducción. En Brasil, está presente en Pará; una muestra fue recolectada en 1953 en Rio de Janeiro, en un marco de cuadro (Goncalves & Silva, 1962). Cryptotermes dudley es capaz de atacar partes muertas de los arboles vivos.

Cryptotermes havilandi (Sjostedt, 1900)

Especie africana establecida en varios puntos de la Región Neotropical (Jamaica, Trinidad y Tobago, Guyana, Surinam, Brasil). En Brasil, está presente en el Estado de Pará, y también has sido recolectada en Sao Paulo; hace pocos años recibimos  una muestra obtenida de un edificio histórico en Fortaleza, Ceará. Cryptotermes havilandi es capaz de atacar partes muertas de los arboles vivos.

Signos de infestación

Los signos de la presencia de termitas de madera seca pueden ser muy discretos en las infestaciones iniciales. Igualmente en los ataques más severos, la termita podrá pasar desapercibida al observador menos atento, por lo tanto, será necesaria toda la atención para establecer un buen diagnóstico. La señal más típica de infestación son los grumos fecales amontonados debajo de los orificios de expulsión (Figura 2.9.). Una evidencia accesoria, y no menos útil, es ubicar los orificios afectados en la superficie de las maderas infestadas (Figura 2.8.). Otra pista es el hallazgo de alas quebradas en el recinto, ocasionalmente concentradas en algunos puntos, lo que demuestra revuelo, y por tanto, la presencia de colonias maduras. Finalmente, en los casos más drásticos el ataque es evidente dada la fragilidad de las partes reducidas a su influencia, internamente huecas y con acumulaciones de gránulos fecales.

Control de termitas

No estamos de acuerdo con el uso de métodos caseros para el tratamiento preventivo y curativo en madera seca estructural y de mobiliario en general. Los pretratamientos para control del deterioro en palos de madera después del sacrificio y de tablones después del desdoblamiento, las inmunizaciones de estacas y postes, y los procesos de impregnación de la madera industrializada bajo presión y vacío en autoclaves se destacan en otra obra (Lepage et al., 1986).

La infestación por termitas de madera seca puede ser controlada por expurgación o por impregnación de productos químicos. El primero consiste en someter la pieza atacada a la acción de un gas tóxico que penetra profundamente y extermina el comején, sin dejar, por tanto, residuos que den inmunidad permanente, en cuanto al control químico,  asegura protección más prolongada contra reinfestaciones.

Fumigación (expurgación). Este método, si bien es bastante eficaz y de uso corriente en muchos países (como EUA y Australia), no está autorizado en Brasil para el control de infestaciones de madera por organismos xilófagos. puede ser aplicado en cámaras construidas para esa finalidad (cámaras de expurgación), o envolviendo las piezas de lona impermeable al gas. Se pueden expurgar edificios enteros bajo lonas resistentes y bien selladas. Los gases más utilizados, ambos extremamente tóxicos para las personas, el bromuro de metilo, comercializado en forma líquida en recipientes presurizados, se usa en dosis de cerca de 50 g/m2, por periodos de exposición de 24 h. El fosfato de aluminio (fosfina), comercializado en la presentación de pastillas, es aplicado en dosis de 1 g/m3, por periodos de 48 a 72 h, o por periodos más prolongados a temperaturas inferiores a 25º C. Cabe resaltar que el fosfato de aluminio es de uso bastante peligroso, por tratarse de un gas explosivo (aunque no en las concentraciones habituales de aplicación), y presenta el inconveniente de reaccionar con metales; principalmente los hilos elásticos y los componentes electro-electrónicos que pueden llegar a ser totalmente corroídos.

Impregnación con productos químicos. Se utiliza comúnmente  con solventes orgánicos volátiles. El TRATAMIENTO SUPERFICIAL tiene la finalidad preventiva y se destina a impedir que la termita penetre, aunque en el  caso de las láminas delgadas de madera (como el conglomerado fino que forra el fondo de los armarios) suele ser suficiente para eliminar la infestación presente en la parte interna de la estructura. Puede ejecutarse por aspersión (pulverización) o pincelamiento, teniendo cuidado de obtener el encharcamiento abundante (principalmente en los dobleces, uniones, puntos de apoyo, rendijas, recabadoras y orificios en general, que son los lugares por donde la termita acostumbra invadir). Otro método, disponible en menor medida, desmontables y para impregnar más profundamente las superficies, es la inmersión de la pieza en tanques con la solución de defensa; la práctica demuestra que cerca de 3 minutos de inmersión son suficientes. Para recibir el tratamiento químico externo, la superficie de la madera debe estar previamente bien limpia (con aspiradora, escoba o granallado), para remoción de polvo y detritos acumulados, y debe estar bien seca; superficies con acabados externos (las pinturas y barnices normalmente son impermeables a la solución defensiva. Para asegurar el exterminio de la plaga es necesario llevar a cabo el TRATAMIENTO INTERNO mediante inyección del defensivo al interior de las cavidades termiticas. Para esto, se puede tanto aprovechar los orificios superficiales del termitero o realizar orificios adicionales con broca, hasta el medio de la madera más gruesa o hasta alcanzar las cámaras de la plaga.

Es necesario recordar que el tratamiento químico externo de la madera casi siempre es solamente superficial (restringido a pocos milímetros o, en las  secciones transversales o de tope, donde la mezcla penetra más profundamente por capilaridad, a algunos centímetros), debido a la impermeabilidad natural de ese material. Por esta razón las estructuras inmunizadas que sufrieron cortes, perforaciones, ralladuras, raspados o que se encuentran cerradas, siempre deben recibir tratamiento adicional en esos lugares.

También queremos enfatizar que evaluamos numerosas intervenciones para el control químico de la termita de madera seca, las guías, son poco permeables a la aplicación por aspersión y pincelamiento por haber sido ejecutadas apenas en el exterior de la pieza voluminosa de madera, resultaron en enmascaramiento de la infestación y, con la continuación del daño, en la pérdida total de la madera.

Termitas subterráneas

La denominación termitas subterráneas típicamente abarca representantes de la familia Rhinotennitidae, nos referimos en particular a los géneros Coptotermes, Reticulitermes y Heterotermes, ya que los demás de la familia no tienen relevancia en la economía.

Las termitas subterráneas consumen madera como alimento, viven en nidos construidos en lugares ocultos, generalmente exteriores a las masas alimenticias, con las cuales se conectan mediante túneles externos, que recorren el substrato y dentro de las cuales los individuos transitan protegidos de las adversidades del medio. Los nidos se encuentran invariablemente ocultos en el suelo o dentro de las cavidades (como huecos estructurales en las  edificaciones o en troncos de árboles, y el sistema de túneles externos es capaz de recorrer tanto el interior del sustrato como las superficies externas expuestas. Esta especie produce heces fluidas, que se endurecen gradualmente en contacto con el aire y son empleadas en la construcción del nido, túneles, para recubrimiento de cavidades en general y marcación de antecedentes.

Las termitas subterráneas presentan mayor diversificación de hábitos que las termitas de madera seca (Tabla 2.2., p. 49), por tanto siempre mantienen el contacto con alguna fuente de unidades, fundamental para la salubridad de la colonia. Sus colonias también son considerablemente mayores, y el nido se expande mucho con el paso del tiempo, para acomodar el aumento poblacional cada colonia explora largamente el ambiente espacial, de tal suerte que la búsqueda incesante de nuevas fuentes alimenticias es una de las características esenciales de las termitas subterráneas, que parecen nunca estar satisfechos con el alimento disponible, aunque este sea abundante.

En las ciudades, las termitas subterráneas no son solamente una plaga de edificaciones. Ellos interactúan con toda la complejidad del medio urbano, acometiendo también en la vegetación, el suelo y las construcciones en general del espacio público (calcificaciones, trayectos de tuberías y fijaciones subterráneas, vías bajo capas asfálticas, intersticios de pedregullos etc.), en un intercambio íntimo y complejo con las edificaciones. En éstas, la termita puede estar presente en todos los sectores de la arquitectura, o solamente en la madera.

La comprensión de la biología de la infestación urbana por termitas subterráneas, aunque ya está un poco elucidada, ofrece la oportunidad de abrir una amplia discusión. Ese tema es importante no solo para los investigadores y controladores de plagas urbanas, sino también para todo interesado en las  cuestiones teóricas y prácticas de la infestación e importancia biológica de la termita. A final, el medio urbano contrasta con las inmersiones agroflorestales y pastoriles con la peculiaridad impar de acondicionar, en pequeñas áreas geográficas, una agrupación enorme de hábitats (macro y micro), en íntima asociación e interacción. Y allá, siempre, estará admirablemente presente la termita subterránea, lista para desafiar nuestro conocimiento y capacidad de controlarla. Sin contar con las demás especies de termita, importantes para la conservación del  equilibrio ambiental. Por tanto, la comprensión de los asuntos urbanísticos proporciona una nueva luz, aplicable al deslindarla de los asuntos termíticos de los hábitats rurales. En la Tabla 2.3. se encuentran aclarados los tres parámetros mayores que determinan la configuración de la infestación urbana por termitas subterráneas (Fontes, 1995 y 1996): características biológicas del  insecto, complejidad del  medio urbano y acción de las empresas de control de plagas.

En las áreas urbanas del  sudeste del  país, el Coptotermes es el género de mayor interés económico. En nuestro país, también reportamos ataques por Heterotermes (Fontes, inédito), en Sao Paulo y Minas Gerais. Un hecho muy importante es la introducción de un Reticulitermes en Uruguay, una plaga voraz que aún no se encuentra entre nosotros. Otras termitas causantes de daños en las áreas urbanas, y por tanto en el termitero, son prácticamente inexistentes, destacamos las utitermes, una plaga en diversas ubicaciones del  sudeste, este y nordeste brasileros.

Coptotermes

Con más de 45 especies descritas, el Coptotermes es una de las termitas que más perjuicios causa en la madera en buen estado, en todo el mundo. En  América, hay 5 especies de ese género, las 2 presentadas justamente  son las más prejudiciales. El género carece de una revisión taxonómica, y la identificación de las especies (todas muy parecidas) es difícil.

Tabla 2.3. El trinomio de la infestación urbana por la termita subterránea, Coptotermes havilanal (Fontes, 1995 y 1996).

Características biológicas de las termitas
  • colonias enormes (centenas de millares a millones de individuos)
  • colonias internas en la estructura interna de la edificación
  • transitan en el suelo. árboles, edificaciones en general
  • explorador (territorio de follaje vasto)
  • discreto (nidos y túneles bien cerrados)
  • notable plasticidad biológica (capaz de producir efectos prodigiosos)
  • permea troncos estrechos ( ≥ 0.4 mm)
  • Crecimiento muy lento de la colonia:
  • prevención tardía del  problema
  • porción parcial o falseada

* por tanto, la infestación estará diseminada por intervención compleja y de costo elevado

Complejidad del  medio urbano
  • Uso de maderas poco resistentes (pinos, eucaliptos y compensados)
  • preparación previa del  terreno inadecuada
  • prácticas de acción deficientes edificaciones en áreas aterradas
  • manejo incorrecto de la arborización
Acción de las empresas de control

de plagaserrores más comunes:

  • mano de obra no especializada
  • falta de conocimiento de la termita
  • actuar sin nociones de construcción civil, Instalaciones eléctricas e hidráulicas, acabados etc.
  • dimensionar inadecuadamente el problema
  • tratamiento parcial
  • diseminación de la plaga
  • intervención exagerada
  • costo elevado

La población en las colonias maduras de Coptotermes es enorme, con decenas de millares a algunos millones de individuos. Los soldados (Figura 2.12.) son numerosos; poseen una cabeza amarillada, proveídas por largas mandíbulas. Cuando son incomodados, exudan por la fontanela (un poro al frente de la cabeza, que sirve para eliminar el exudato producido por una glándula cefálica, denominada glándula frontal) una voluminosa gota de líquido lechoso, que luego coagula entre las mandíbulas. La reina alcanza un gran tamaño en comparación con los demás habitantes de la colonia debido al fenómeno de la fisogastria (Figura 2.13. ).

Ag. 2.12. Soldado de Coptotermes havilandi, respectivamente vistas dorsal

(arriba) y lateral izquierda (abajo).

El Coptotermes aprovecha las heces como material para la edificación del  nido y túneles a él asociados. Las heces pastosas, son pacientemente depositadas por las termitas hasta que resultan en formidables nidos cuyo volumen con frecuencia sobrepasa los 0,5 m3. En los túneles externos es común que la termita adicione partículas de suelo. Típicamente, todo lugar de tránsito de Coptotermes presenta recubrimiento de pequeños discos fecales, confluentes (Figura 2.14.)

Fig. 2.13. Línea fisogástrica de Coptotermes havilandi, con longitud de 2,5 cm recolectada en cámara real de voluminoso nido aéreo ubicado en un cajón perdido entre el 1º y 2º nivel  del edificio residencial. Sao Paulo, SP. Gentileza del  biólogo Sidney Milano/PPV Control Integrado de Plagas.

Fig. 2.14. Revestimiento de bolas fecales de Coptotetmes havilandi en un tronco de árbol cuya superficie, parte oscura, se tornó clara debido al revestimiento denso y confluente de las bolas. Sao Paulo, SP.

Los nidos son típicamente del tipo acartonado en las especies de plagas en áreas urbanas, los nidos son subterráneos o construidos en lugares bien abrigados en varios pisos de las edificaciones (espacios estructurales en general, como ductos de ventilación y de elevadores, subestructuras de pisos, paredes y pasajes dobles, cajas de electricidad y telefonía, vetas bajo la estantería, y cajones perdidos en general), oscuras y con mala ventilación, los cuales aseguran la humedad necesaria para el desarrollo de la colonia, además del  equilibrio de temperatura y, frecuentemente, la inviolabilidad del  lugar (Figuras 2.15.-17.). Cuando están presentes en los niveles superiores de las grandes edificaciones, no necesitan entrar en contacto directo con el suelo, desde que haya fuente de humedad suficiente para la prosperidad de la colonia (nido aéreo). Los arboles ornamentales representan un excelente refugio urbano de la termita por su capacidad de albergar colonias enormes al interior de tronco y raíces. Por lo tanto, los nidos de Coptotermes se ocultan frecuentemente en lugares de acceso muy difícil o imposible; el sitio que lo acoge puede no ser notado de inmediato pues la vista superficial del  lugar infestado exige gran pericia del  inspector.

Fig. 2.15. Nido subterráneo policálico de Coptotermes havilandi debajo del piso de la biblioteca. Había huevos e inmaduros. Sao Paulo, SP. Gentileza del  Sr. J. A. Soates/ Desarrollo Servicios Técnicos.

Fig. 2.16. Nido aéreo de Coptotermes havilandi, en infestado (altura 35 cm, largura 75 cm, longitud 1,40 m) sobre la puerta de edificio histórico construido en tapia-de-pilón. Había inmaduros y alados. Jacarei, SP. Gentileza del  Sr. Sergio Magno Aorindo/Magno Salud Ambiental

Fig. 2.17. Nido aéreo subterráneo de Captotermes avilandi, en vacío con ancho de 15 cm, profundidad 20 cm, altura 2 m) de tubería hidráulica en pared de ladrillo, previamente ocluido con una hoja metálica. El nido se profundiza en el suelo, debajo del  piso había huevos e inmaduros. Sao Paulo, SP.

La ubicación del  nido permite clasificar las colonias de Coptotermes en tres categorías (Lin, 1987): aéreas, subterráneas y aéreosubterráneas. Las aéreas se encuentran en la estructura de las edificaciones sin entrar en contacto con el suelo; las  subterráneas  se encuentran en el suelo; las aerosubterráneas son comunes en los arboles urbanos.

De los nidos irradian túneles por donde transitan expediciones foráneas, con soldados y obreros, los túneles son subterráneos o recorren toda la infinidad de espacios y brechas que permean las edificaciones (uniones de dilatación, ralladuras, trayectos de tuberías hidráulicas, interior de tubos de conduit, vetas que se encuentran detrás de los azulejos etc.). Cuando se construyen en lugares más expuestos, generalmente se disimulan en los bordes y rendijas en general (Figuras 2.18.-20.).

Fig. 2.18. Túneles de Coptotermes hailandi en el trayecto de bajantes hidráulicas, en el 1 nivel del edificio residencial. Sao Paulo, SP.

Fig. 2.19. Masas acartonadas de Coptotennes havilandi al interior de una grieta en

La pared de ladrillo en un edificio de planta baja. Sao Paulo, SP.

Fig. 2.20. Túnel de Coptotermes havilandi en el trayecto del tubo de conduit sobre el cableado telefónico en el primer nivel de un sótano residencial. Sao Paulo. SP.

Fig. 2.21. Tablón atacado por Coptotermes havilandi. cuyo interior fue consumido y el orificio

resultante fue rellenado con masa acartonada fecal. La superficie externa no presentaba ninguna señal que evidenciara la presencia de la termita. Sao Paulo. SP.

La madera atacada, cuanto más voluminosa, es rellenada normalmente por la termita con  masa acartonada fecal (Figura 2.21.).

Coptotermes havilandi (Holmgren, 1911)

Coptotermes hauilandi es la especie identificada en las  áreas urbanas del  sudeste brasilero (estados de Sao Paulo y Rio de Janeiro), donde su presencia se encuentra más marcada en las  épocas calientes del  año (de agosto hasta final de año) por impresionantes revuelos crepusculares.

La especie no es nativa de la fauna del Nuevo Mundo, sino que es oriunda del  oriente; es común en Indonesia, Malasia y Tailandia. Se implantó y se aclimató en otros lugares del  mundo, en los cuales su presencia fue señalada en la primera mitad de este siglo, como en las Islas Reunión, Mauricio, en Barbados, en Jamaica y en Brasil. En nuestro país, primero infestó ciudades portuarias del  sudeste (SP y RJ). En la colección del Museo de Zoología de la Universidad de Sao Paulo hay ejemplares recolectados por T. Borgmeier en 1923, en Rio de Janeiro, RJ, en una edificación antigua y densamente infestada, y por R. L. de Arauja en 1934, en Santos, SP, en madera seriamente infestado en un gran hotel de playa.

Es difícil definir la época y el modo de introducción de C. hauilandi en nuestro país. Las muestras recolectadas en ciudades costeras, en la década de 1920, dieron cuenta de infestaciones bien instaladas y, al menos en Río de Janeiro, se señala que el revuelo de las aleluyas ya asumía el aspecto de grandes nubes a lo largo de calles enteras (Arauja, p. 110 in Mariooni et al., 1980). Probablemente, la introducción sucedió antes del cambio de siglo, así como sucedió en ciudades portuarias, se presume que fue transportada en un navío, ya sea por importación de material infestado o por revuelos en navíos infestados. Sin embargo, no contamos con un registro de colonias de esa especie en navíos lo que hace inviable esa posibilidad, ya que los navíos antiguos podrían reunir condiciones de habitabilidad para esa termita.

Actualmente, la termita continúa propagándose hacia el oeste en el Estado de Sao Paulo, e infestando otras grandes ciudades como Campinas, Piracicuba, Rio Claro, Ribeinio Preto, Jacarei y Taubates. En la primavera de 1997, se encontraron dos infestaciones de C. hauilandi en Recife (PE), lo que constituyó el primer registro de introducción de esa especie en el nordeste de  Brasil y amplió considerablemente su distribución geográfica en el país (Fontes & Veiga, 1998).

En 1996, se encontraron dos focos de C. hauilandi en Miami, Florida, constituyendo el primer registro de la introducción de la especie en el continente norteamericano (Su et al., 1997). La ubicación e historia de esas  infestaciones sugieren una introducción muy reciente (hace cerca de 10 años), debida al comercio marítimo. Por tanto la termita continúa expandiendo su distribución en el mundo.

El nido de C. hauilandi es de tipo compuesto (también denominado policálico), es decir, un nido que puede ser constituido por varias unidades conectadas por túneles, espaciadas por las grietas de la edificación, suelo y árboles del  entorno. Cada unidad puede alcanzar un gran tamaño, y albergar una población significativa de termitas. En los grandes edificios, no es extraño encontrar nidos aéreos,  ubicados en los niveles más altos y sin ningún contacto con el suelo del  pavimento terrestre. En la ciudad de Sao Paulo, hemos evaluado innumerables casos de colonización exclusivamente aérea, que sugieren que la infestación se produjo directamente en los lugares elevados, a causa de parejas de reproductores que se instalaron ya sea en el edificio construido como en la obra de construcción de grandes edificios. En nuestro país, las obras se prolongan por mucho tiempo, durante uno o más años, exponiendo la obra inconclusa a los revuelos periódicos de los reproductores) o, posteriormente, en el substrato (tierra) de macetas y en los artefactos de madera encerrados entre edificios unidos.

Como vía de locomoción, en los grandes edificios es común que la termita utilice los conductos de electricidad y telefonía, estos trayectos, totalmente rellenados por la masa acartonada de la termita, pueden causar cortocircuitos en la fijación (Figura 2.22.).

Fig. 2-22. Infestación por Coptotermes havilandi

En la caja eléctrica. El electroducto en la parte inferior de la caja está totalmente cerrado por la masa acartonada depositada por la termita. El riesgo de cortocircuito es

grande. Sao Paulo, SP.

La arborización urbana padece con la infestación de C. hauilandi. Tanto los arboles urbanos son fuente inicial de la infestación que invade las edificaciones, como también sucede al contrario (principalmente en árboles jóvenes pueden ser totalmente invadidos por la termita, típica de edificaciones infestadas) (Figuras 2.23.,24.)

La termita es capaz de causar estragos también en materiales no celulósicos, puede perforar el envoltorio plástico de los cables eléctricos y telefónicos subterráneos (perjudicando el sistema de abastecimiento energético y de telecomunicaciones de los sectores de la ciudad), plásticos en general, productos textiles sintéticos, masilla, cuero y yeso (Figura 2.25), entre otros. También ocasionalmente puede transitar dentro de los surcos de las paredes de ladrillo, después de abrir paso y revestir el camino con sus bolitas fecales.

La acción de la termita subterránea en el área urbana es siempre compleja y sorprendente. En la ciudad de Sao Paulo, excavaciones realizadas en 1996 en el suelo de un área central (y de las más antiguas) de la ciudad revelaron sitios arqueológicos del final del siglo pasado e inicio de este siglo, compuestos por residuos (basura urbana) atacados y alterados por C. hauilandi: las

Fig. 2.24. Sección transversal de troncos de pequeños arboles urbanos (Salix sp.; choupo) internamente deteriorados por Coptotermes havilandi. A pesar de que externamente aparentaran una excelente salubridad y ninguna señal que evidenciara presencia de termitas. Los dos árboles sin estructura de sustentación se derribaron por el impacto de la temporada de verano. Sao Paulo. SP.

Fig. 2.25. Fragmentos de pared divisoria de yeso atacada por Coprotermes havitandi. la termita abrió túneles y revistió parcialmente los caminos con bolas fecales. Sao Paulo. SP.

masas acartonadas construidas por la termita envolvían, casi que en monobloque, restos de material no celulósico (cerámicas, por ejemplo) (arqueólogo Astolfo Araujo,  Comunicación personal).

Coptotermes formosanus Shiraki, 1909

No se encuentra en Brasil. Esta especie también es originaria del  oriente. Fue introducida, entre otros lugares del  mundo, en Hawai en 1900 y en el área continental de Estados Unidos en la década del 60, donde actualmente se encuentra del sureste al suroeste del  país (estados de Florida, Alabama, Mississippi, Tennessee, Texas, Louisiana, South Carolina y California – Su & Tamasilro, 1987; Atkinson et al., 1993). Se trata de una especie altamente nociva, por tanto aún no ha sido identificada  Américas Central y del  Sur. El C. Formosanus se propagó por el mundo mediante de actividades de comercio y transporte marítimo. Es muy conocido el hecho de que la especie es capaz de infestar la madera de los navíos y barcos en general, de donde parten revuelos de reproductores, así como estructuras con gran proporción de madera, como contenedores y estivas (pallets), lo que facilita su transporte e introducción en nuevos lugares. En este particular, C. Formosanus difiere de C. havilandi, pues las colonias de esta última especie aparentemente no sobreviven por mucho tiempo en contenedores y estivas.

El nido de C. formosanus es de tipo compuesto, como el de C. havilandi. Puede  ser subterráneo, la profundidad de hasta 3m (Zimmennan, 1941), pero, si hay una fuente de humedad, también puede ubicarse dentro de edificaciones, sin contacto con el suelo y formando infestaciones exclusivamente aéreas (Tamashiro et al., 1987; Su & Scheffrahn, 1987; Lin, 1987). Las tuberías construidas en el suelo pueden ser muy extensas, estimando como área de cobertura un radio de 100 m alrededor del  nido, hasta la profundidad de 10 m, que abarca un volumen de suelo de aproximadamente 314 millones de litros (Su & Tamashiro, 1987).

Esta especie presenta capacidad de desarrollar reproductores de sustitución, lo que facilita su transporte hacia nuevos lugares en estructuras relativamente pequeñas de madera (planchas, estivas, cajas grandes), pues fragmentos de la colonia suficientemente poblados pueden volverse autónomos dificultando el control de la infestación. Esa peculiaridad parece no suceder en C. havilandi (excepto bajo condiciones de estrés; ver nota al pie de página 2, en la página 40).

Reticulitermes

El género Reticulitermes está representado por 7 especies en América. Seis especies son neárticas, siendo que R. Flauipes alcanza, como límite meridional de su distribución en Guatemala. Todas las especies causan perjuicios en las construcciones. Nos interesa particularmente R. Lucifugus (Figura 2.26.), oriunda de países de las costas del Mar Mediterráneo (sur de Europa, norte de África, Oriente Próximo) e introducida hace pocas décadas en el continente suramericano (Aber & Fontes, 1993).

Su biología y los daños que causa se asemejan, grosso modo, a los de Coptotermes. Existen, entretanto, dos aspectos típicos de esa termita.

El Reticulitermes construye nidos difusos, con múltiples unidades pequeñas dispersas en el ambiente. Es común encontrar subpoblaciones con soldados, obreros, inmaduros de varias etapas y huevos dispersos en túneles y cámaras bajo piedras, troncos, en el suelo y al interior de las edificaciones.

Fig. 2.26. Cabeza del  soldado de Reticutermes lucifugus: respectivamente, vistas del dorsal y lateral izquierda.

También es notable la presencia de innumerables reproductores secundarios en la colonia. Por esas características, podemos inferir que una colonia, cuando es fragmentada (lo que debe suceder fácilmente, ya sea por casualidad o por medidas de control inadecuados), tienen buenas posibilidades de no perecer y resultar en la formación de varias colonias nuevas.

Reticuliterrmis lucifugus (Rossi, 1792)

Es una termita subterránea que aún no ha sido identificada en Brasil. Esa especie fue introducida en Montevideo, Uruguay, probablemente en la década del 60, importada en cajas y madera industrial (Aber & Fontes, 1993). Actualmente, ha venido ampliando su distribución geográfica en los Departamentos de la zona marítima de Uruguay, país que no había conocido previamente problemas graves con organismos xilófagos, y causando serios daños en la madera de edificaciones y papeles. Como sucede con las especies de Coptotermes, también R. lucifugus se instala en tubos de conduit de fijación elástica y telefónica, obstruyéndolos por completo. La especie se adaptó muy bien a los bosques urbanos y a la arborización ornamental de la ciudad, de donde partieron impresionantes enjambres de alados en los meses de agosto a diciembre. Por lo tanto, su erradicación será imposible.

R. lucifugus será introducida fatalmente en nuestro país, dada la contigüidad de la región sur con Uruguay, o por el transporte hacia algún centro industrial del sur o sureste del Brasil. El riesgo de introducción de esa plaga, de gran potencial destructivo, también en los vecinos más próximos, como Argentina y Paraguay, es grande. El futuro para las estructuras de madera del  sur del  continente es, por lo tanto, sombrío.

Heterotermes

Las especies de Heterotermes son más conocidas como plagas de reforestaciones y de algunas culturas agrícolas como la caña de azúcar. Existen nueve especies en el Nuevo Mundo.

Las infestaciones urbanas por Heterotermes en América son poco frecuentes y menos nocivas que las de Coptotermes y Reticulitermes. En Brasil, encontramos infestaciones por especies nativas (principalmente H. tenuis) (Figura 2.27.) en edificaciones rurales del  Estado de Sao Paulo, y apenas ocasionalmente dentro de las áreas urbanas, como en las ciudades de Campinas (SP) y Uberlandia (MG) en Brasilia lDF), también fue H. lenuis, nativo en la fauna lugar, la termita subterránea implicada en el ataque al monumento histórico «Museo del  Catetinbo», en el marco de la construcción de la ciudad.

Fig. 2.27. Cabeza de los soldados grande (arriba) y pequeño (abajo) de Heterorermes tenuis; respectivamente. vistas dorsal y lateral izquierda.

En 1995, Scheffrahn & Su señalaron dos infestaciones por Heterotermes sp. en Miami y, de esta manera, confirmaron la introducción en Florida de una especie voraz de Heterotermes.

A partir de 1995 hemos recibido ocasionalmente muestras de Heterotermes, una nueva plaga en área urbana de la ciudad de Sao Paulo (SP) – extendemos los créditos por la recolección y alerta sobre la nueva plaga a los Srs. Sidney Milano/ PPV Control Integrado de Plagas y Eduardo Sayegh/ECSAN). Parece presentarse solamente en la región del sur de la ciudad, y los daños que genera, aunque importantes, no son tan severos como los de Coptotermes, también presente en el área. Ese Heterotermes es distinto de las demás especies neotropicales y de la especie introducida en Miami. Se trata seguramente de un caso de introducción, probablemente por ser una especie oriunda de otra región geográfica del  mundo.

Signos de infestación

En las edificaciones, la colonia se instala en huecos estructurales, en grietas entre el suelo y pisos y entre paredes y muros de sostenimiento, directamente en el suelo o incluso en la arborización ornamental. Es normal que la infestación inicial pase  desapercibida durante algunos años. Se vuelve visible cuando la colonia, ya muy poblada, pasa a explorar áreas más distantes en busca de nuevas fuentes alimenticias. Entonces, las termitas instaladas en los  orificios y espacios de las construcciones, los túneles característicos, identificables visiblemente con más experiencia en las grietas y defectos de los materiales, pero ocasionalmente también en superficies expuestas.

La madera anexas a ladrillo (Figuras 2.28.,29.) pueden mostrar la superficie de contacto corroída o al menos manchada de bolitas fecales. Las piezas más severamente atacadas, aunque con la inspección exterior puedan parecer intactas generalmente tienen el interior hueco y ocasionalmente prellenado de estructuras acartonadas construidas por la termita (Figura 2.21.).

El salpicado de bolitas fecales, visible en las  superficies corroídas, así como en las superficies de tránsito, es muy característico (Figura 2.14.): cada bola fecal, depositada con consistencia semilíquida, al solidificarse resulta en un disco apenas saliente, con diámetro aproximado de 1 mm y colorido castaño amarillado claro. Al igual que cuando confluye, cada bola guarda su individualidad, lo que se puede constatar con un examen más exacto bajo el lente de aumento. La variación de las bolitas es una señal diagnóstica, útil para diferenciar ataques de termita subterránea de las

Fig. 2.28. Armario embutido atacado por Coptocermes havilandi, en los niveles del edificio residencial. El aspecto es desolador. Sao Paulo, SP.


Fig. 2.29. Superficie de madera en contacto con ladrillo. Atacada por Coptotermes hawandi. la capa de barniz, en la otra cara de la pieza se mantuvo intacta por la termita.

Piezas corroídas por termitas de madera seca (superficie lisa, no puntillada de heces y termitas no subterráneas (salpicado fecal comúnmente muy oscuro).

Control

El control de la infestación urbana por termita subterránea es, en la actualidad, uno de los mayores desafíos en control de plagas. Las intervenciones son dispendiosas y acarrean transtornos directos en la población, además del riesgo de contaminación de personas y del  ambiente, por insecticidas de larga acción residual. Un hecho con repercusiones importantes en el control de una colonia madura de termitas subterráneas puede explorar un área espacial razonablemente grande (estimada en 100 m de rayo a partir de nido en el suelo, para Coptotermes formosanus – Su & Tamashiro, 1987; túneles verticales de 30 m ya se  han reportado para C. hauilandi – Fontes, 1995, y alberga una población numerosa (algunos millones de individuos) con una gran capacidad de locomoción y muy voraz. Por lo tanto, cabe enfatizar que una evaluación inadecuada, con subdimensionamento del problema y consecuente ejecución de tratamiento parcial, va a resultar en la dispersión de la termita y agravamiento de la infestación. Esa providencia incorrecta sirve  solo para enmascarar los signos que evidencian la actividad de la termita; también es eso lo que ocurre cuando se ejecutan tratamientos solamente en los focos de ataque.

El ejercicio de control exige más que conocimiento razonable de la biología de la termita subterránea; es imprescindible ubicar la infestación en la complejidad del universo urbano, comprendiendo su enorme heterogeneidad de prácticas y materiales de construcción, soluciones paisajísticas, manejo de la arbo1ización, perfiles de instalaciones subtermicas (cabos elásticos y telefónicos, dispositivos hidráulicos etc.), áreas de aterrizaje, tipos de suelo, entre otras. De esta manera, el profesional debe provisionarse de conocimientos afines (nociones de edificación civil, arquitectura, materiales de construcción, acabados, instalaciones hidráulicas y fijaciones, ebanistería, lectura de placas arquitectónicas, paisaje, arborización, etc.) y, con agudo sentido de observación, realizar una inspección minuciosa del área infestada y sus entornos, para entonces disgnosticar cuáles medidas de control adoptar sobre la propiedad.

Concisamente (Tabla 2.4.), una intervención para el control de termitas o para la inmunización preventiva debe ser delineada teniendo en cuenta las peculiaridades de las estructuras y lugares a ser tratados y sus entornos, las condiciones operacionales, y el conocimiento y experiencia del profesional

Tabla 2.4. Fundamentos de control de la infestación por termita subterránea.

• La termita es un problema biológico (el control no es una ciencia exacta)

• El éxito de la intervención se define por la forma de ABORDAJE AMBIENTAL

Parámetros generales para el éxito del control:

• Conocer la plasticidad biológica de la termita.

• Integración de métodos

• Puede ser necesario: êmasa poblacionalè extinción gradual.

• La escogencia de (ensayo residual; letalidad x repelencia; acción inmediata x lenta; desechos; olor) y del solvente (evaporación, olor, alteraciones de color, disolución de acabados externos, penetrabilidad, compatibilidad con el defensivo. Sensibilidad del  cliente) se debe considerar el lugar a ser tratado y las condiciones operativas.

• Desarrollo de acción continuada: PROGRAMA DE CONTROL

responsable por el control. Generalmente la cobertura es compleja, de naturaleza ambiental. El ideal es instituir la acción continuada, en la forma de un Programa de Control, para implantación de todas las medidas pertinentes y orientación de futuras reformas de la estructura física y del  paisaje, de tal manera que el nido pueda a afectar el trabajo realizado.

Antes de recorrer la intervención para el exterminio de la infestación propiamente dicha, aún cabe considerar dos medidas accesorias de control, sin las cuales el éxito de la intervención, al igual que realizada con celo, podrá comprometerse.

Las medidas de tratamiento químico serán inocuas o perderá en breve su eficacia si no se solucionan los problemas de exceso de humedad, que afecten las piezas y los lugares tratados. Así, es necesario, preliminar o conjuntamente, eliminar los vacíos, infiltraciones y/o ejecutar obras de drenaje para garantizar la estabilidad de las moléculas del defensivo en las maderas, ladrillo y suelo, y para evitar putrefacción fúngica en las maderas. Además de eso, la simple diminución de la unidad ya prueba una dificultad adicional; la proliferación y diseminación de la termita subterránea, y constituye un eficaz aditivo de control.

Otro problema a ser resuelto, antes o durante el tratamiento, es el del tratamiento de desechos, tan común en cavidades de edificaciones. Es imperativo remover todo el desecho, chatarra y suciedad para solo entonces realizar el tratamiento químico pertinente. La presencia de esos materiales puede representar una fuente de alimento y de humedad para la termita.

Se deben cumplir cuatro medidas para el control de la infestación (Milano, 1996): (1) remover los nidos (cuando sea posible); (2) restringir el acceso a ladrillo; (3) restringir el tránsito al interior de la obra; y (4) restringir el acceso a las fuentes de alimento. A esas, agregamos: (5) eliminar la infestación en la arborización del entorno. La combinación adecuada de esas providencias, específica para cada caso de infestación y determinada dentro del contexto ambiental que presentamos en los parágrafos iniciales, será decisiva para el éxito de la intervención. Dentro de un costo asequible y con riesgo mínimo para el ambiente.

Remover los nidos. Se deben buscar los nidos en las piezas estructurales de la edificación (cajones perdidos, paredes dobles, pasajes dobles, pasajes rebajados, acomodaciones del suelo bajo pisos, grietas bajo escaleras, paredes que fueran cortes del  terreno, columnas de hidráulica y de fijación etc.) y en cavidades en troncos y raíces de árboles. Cuando se encuentren, los nidos deben preferiblemente ser removidos para extirpar la colonia. Si es posible, las grietas deben tener eventuales entablamentos removidos, y a continuación deben recibir tratamiento químico inmunizante.

Restringir el acceso al ladrillo Cuando hay evidencias o riesgo de infestaciones propias del sueleo se está indica la consecución de una barrera química en el suelo. Ese procedimiento consiste en tratar químicamente con solución, generalmente acuosa, el suelo en el trayecto de las paredes, de modo que componga un obstáculo continuo e intransponible con las termitas, que, o serán repelidas o morirán al intentar atravesarlo. La extensión de ese tratamiento es variable para cada caso (perímetro externo, perímetro interno, trayectos de las vigas horizontales internas, o una combinación de esos elementos), y hay situación en la que es básico ejecutar el encuadramiento total del área. Si el suelo se encuentra expuesto, es conveniente abrir una cuneta (trinchera) con 15-20 cm de lado y de profundidad, junto a las paredes (Figura 2.30.). Si el suelo está recubierto con baldosa, se debe ejecutar la función en línea, espaciada a 15-20 cm (suelo más compactado, argiloso o suelo muy orgánico) a máximo 50 cm (suelo arenoso) la distancia de 10 cm de las paredes que permean el suelo. En algunos los casos, deben aplicarse 5 a 6 litros de solución por metro a baja presión (20-25 lb/po) para garantizar la impregnación uniforme en la franja continua. Es importante aplicarla a baja presión para que la caída no se drene por trayectos preferenciales, como fisuras y volúmenes de suelo menos densos. Esa cantidad de solución garantiza la impregnación del volumen de suelo subyacente, en forma de zonas confluentes de suelo tratado químicamente, hasta una profundidad de cerca de 30-40 cm.

Fig. 2.30. Valeta para consecución de barrera química en suelo no recubierto por piso.

Restringir el transito al interior de la ladrillo  Las crestas y tubos de conduit que sirven como trayectos a las termitas deben ser tratados químicamente. Las juntas de dilatación, grietas, trayectos de tuberías hidráulicas, vacíos detrás de azulejos, superficies de cajones en general, entre otras, deben recibir aplicación de solución, que puede ser seguida de empolvamiento; al interior de los tubos conduit se trata solo mediante  empolvamiento.

Restringir el acceso a las fuentes de alimentación. Eso significa tratar la madera anexa al ladrillo y al suelo (maderas estructurales, como columnas y vigas) o que hacen contacto permanente con ellos (batientes y guarniciones de puertas y ventanas, molduras embutidas, rodapiés, barrotes de piso, puntos de contacto del forro y piso con el ladrillo, armarios embutidos, entre otras). Los cuidados y procedimientos generales son los mismos que para la termita de madera seca (ver impregnación de productos químicos), por tanto debemos recordar que la termita subterránea utiliza como vía de acceso las áreas de contacto de la madera con el ladrillo y con el suelo. Por tanto, es la superficie de contacto que debe recibir tratamiento. Cabe recordar que las piezas más voluminosas no deben recibir tratamiento superficial únicamente, sino que debe tener bien cubierta toda la superficie de contacto. Cuando las extremidades de esa madera estén alojadas en la construcción o sepultadas en el piso, situaciones que aumentan enormemente el riesgo de infestación, puede ser conveniente perforar hasta la carne de la pieza y llenar a partir de los orificios, además de perforar la pared, el piso en el entorno de la pieza y tratar con abundante solución. Las piezas que se encuentren huecas deben ser perforadas y la parte corroída impregnada con solución.

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